Las piedras naturales como el mármol, la cantera y el granito son excelentes materiales para utilizar como recubrimientos tanto en espacios interiores como exteriores. Gracias a que son altamente resistentes a una extensa variedad de agentes, son materiales altamente duraderos y por su acabado, así como por su origen, se les considera bellos y muy elegantes.

Sin embargo, también se encuentran expuestos a sufrir daños por diversos agentes. En la primera parte de esta entrada hablamos de los diferentes problemas que se pueden presentar en las piedras naturales ocasionados por el exceso de humedad, en esta ocasión hablaremos de los agentes climáticos y químicos que pueden dañarlos y presentaremos recomendaciones para contrarrestar el daño y prevenirlo.

Antes de comenzar, recordemos que los problemas que se presenten en las piedras naturales instaladas en exteriores pueden relacionarse con exceso de humedad, exposición a la radiación solar, variaciones de temperatura y contacto con diferentes tipos de sustancias.

Aunque estos problemas se detectan transcurrido cierto tiempo después de la instalación de la piedra, pueden tener su origen en una mala instalación, de ello que sea sumamente importante seguir ciertas pautas para colocar correctamente la piedra y protegerla con productos especiales que ayuden a mantenerla en excelentes condiciones durante más tiempo.

El mármol, el granito, la cantera y otras piedras naturales instaladas en exteriores se encuentran expuestas todo el tiempo a múltiples factores ambientales que pueden dañarlas. Tal es el caso de la radiación ultravioleta, la lluvia ácida y las variaciones constantes de temperatura. Particularmente los mármoles y las piedras calizas pulidas son sensibles a estos factores que los hacen perder su brillo y tomar una apariencia mate blanquecina.

Si bien, no existe un tratamiento para evitar que esto suceda, sí se pueden tomar medidas para recuperar la apariencia original de las piedras naturales. Una opción es pulir la superficie, proceso que puede tomar bastante tiempo dependiendo del avance del daño, pero también se puede optar por aplicar agentes químicos monocomponentes.

Los agentes químicos los podemos encontrar como intensificadores de color para todo tipo de piedras naturales y realzan tanto el color como la estructura natural de la piedra. La ventaja del uso de estos productos es que, aunque penetran en la piedra para devolverle su apariencia original, no forman una capa y la piedra mantiene su capacidad para “respirar” que evitará el desarrollo de otros problemas y la alteración de su aspecto.

En los lugares en que las temperaturas llegan a descender por debajo de los 0°C, las superficies de piedra natural pueden estar expuestas constantemente al hielo y deshielo, lo que las mantendrá en un estado permanente de estrés. La piedra caliza es la más sensible a estas condiciones y si no se le da una protección adecuada llega a presentar desconchamiento. El método recomendado para evitar la aparición de este problema es la impregnación que ayudará a mantener la permeabilidad de la piedra pero la protegerá de los daños.

El uso de selladores basados en lacas y acrílicos no se recomienda ya que cierran la superficie y no permiten la evaporación de la humedad del interior de la piedra, lo que ocasionará que el color de la capa protectora de la superficie pase de ser transparente a un color blanco lechoso. Por tanto, si la humedad no se puede evaporar, cuando la temperatura descienda, el agua al interior de la piedra se congelará y romperá el material de la superficie, de ello que para la impregnación el uso de productos sellantes no sea adecuado en aplicaciones exteriores.

Por otra parte, encontramos los problemas ocasionados por el contacto de las piedras naturales con diferentes tipos de sustancias que las manchan. En exteriores, las superficies de piedra están expuestas a mancharse con aceites, grasas y por la contaminación del ambiente, pero no son el único tipo de manchas por contacto con sustancias que pueden desarrollar.

Si durante la instalación el mortero no se retira de las juntas del material en el momento preciso, sobre la superficie pueden quedar restos que serán muy difíciles de remover, sobretodo si se empleó mortero modificado con polímeros. Existen limpiadores especiales para remover estas manchas, pero el tiempo y esfuerzo que se tiene que invertir en la limpieza y mantenimiento se reducirán si antes de la instalación se lleva a cabo una impregnación adecuada.

La impregnación de las piedras al instalarlas evita también que la superficie sea penetrada por elementos orgánicos que la decoloren y manchen, por lo que no es un paso que se pueda pasar por alto durante el proceso de instalación. Existen diferentes tipos de impregnantes y su elección depende de las características y requerimientos de cada proyecto, estos son: protectores contra la suciedad y el agua; protectores contra la grasa y el aceite; intensificadores de color; impregnantes con base agua; impregnantes con base solvente.

Te recomendamos que evalúes el tipo de agentes a los que estará expuesto el mármol, granito o piedras calizas para determinar qué características debe reunir el impregnante. Si por ejemplo, la piedra se utilizará en un área que sólo está expuesta al sol, viento y lluvia, requerirá un impregnante contra agua y suciedad, distinto al que se necesita en un área con mucho tráfico y expuesta a manchas de grasa, café y especias, como sería el caso de un restaurante, donde convendría más aplicar un impregnante protector de grasa, aceite y sustancias orgánicas.

Para finalizar, recuerda que para proteger las piedras naturales en exteriores durante el proceso de instalación se debe proteger la cara posterior de la piedra con un recubrimiento anti humedad, eliminar el mortero o restos de adhesivo de la superficie y aplicar un impregnante según el tipo de agentes a los que estará expuesta la piedra. Además, es necesario que de manera periódica se le de mantenimiento a las piedras y se limpien utilizando productos especiales para piedras naturales.

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